Sueño por segunda vez que tengo verga. Soy un policía maricón y tísico, con el pelo rubio y ralo. Habían violado y matado a un tipo. Ahí teníamos a un sospechoso con muy mala pinta. Estaba siendo interrogado en su propia casa y se comportaba como un cabrón sarcástico, sentado en su escritorio mientras movía sus largos brazos largos. Entonces me mira y me dice que yo mismo puedo comprobar que él no es culpable. Se desabrocha los pantalones: vamos. Yo miro a mi compañero que asiente con la cabeza como si aquello fuera normal. Si el sospechoso me penetra, podremos comprobar ambos diámetros, el del agujero del asesinado y el mío. Nada de pruebas de ADN, la orden llegaba desde la oficina central de la policía marica de los sueños.