Wednesday, April 25, 2007

 

Blogger


Me levanté y, mientras me comía una deliciosa magdalena, pude darme cuenta de que el poso del café tenía una inconfundible forma de corazón. Gracias a Dios, lo vi a tiempo y cogí la cámara digital, que siempre llevo a mano. Le hice una instantánea y la subí a mi blog antes de irme a trabajar, acompañándola de una hermosa poesía de Neruda.

Cuando llegué a la mesa me extrañó que sólo me hubieran escrito un comentario y, además, era tan sólo publicidad. Sé que Carlos lee mi blog porque veo su ip en las estadísticas. Sé que es él y sé que sabe perfectamente que lo del corazón no era más que una indirecta dirigida a su persona.

Fui a comer con dos de mis compañeros de trabajo: Patricia y Fernando. Estuvimos hablando sobre la clonación. Pensé que sería un buen tema para crear una entrada en mi blog, porque generaría polémica. Pero luego me di cuenta de que estaba algo pasado de moda y que sería mejor hablar sobre una noticia que estaban dando justo en esos momentos por la tele.

Me despedí de ellos rápidamente porque si llegaba a tiempo al ordenador lo más probable es que fuera una de las primeras en comentarla, como así ocurrió. Durante toda la tarde pude ver que la gente se mostraba conforme con mi punto de vista sobre la horrible noticia. Así que me fui del trabajo muy contenta.

Había quedado con María para ir al cine pero la película resultó ser un rollo. No me podía creer que hubiese perdido tanto tiempo y dinero, aunque pensándolo mejor podría citar la película en mi blog y criticarla punto por punto mañana. Me puse de mejor humor hasta que María comenzó a lloriquearme sobre lo mal que le iban las cosas con su madre, que estaba enferma. ¡Estuvo así casi una hora! Ni siquiera escuchaba mis opiniones pero ya cuando me iba a largar a mi casa dándole una excusa barata, creí que lo mejor era escucharla para hablar sobre ella en mi blog y, en fin, sobre toda esa gente que parecen querer amargarse la vida ellos solos.

Cuando llegué a casa estaba muy cansada y me iba ya a dormir pero, leyendo un poco por encima un artículo de uno de los blogs que leo habitualmente, pude ver que había escrito la palabra “cama” dos o tres veces. Así que le escribí un comentario diciéndole que justo ahora yo también me iba a la cama. Qué casualidad.

Pero gracias a Dios cliqueé en mi perfil de blogger para ver cuántas veces lo habían visualizado y me di cuenta de que no había puesto en la sección de “mis libros preferidos” el último que había acabado de leer justo ayer.

Estaba ya acostada cuando me llamó mi novio preguntándome si quería ir mañana con él a cenar pero, joder, estoy muy ocupada.







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