Wednesday, March 07, 2007
Prohibido jugar a la pelota
Estás metida en un lío. Algo que parecía altamente improbable ha ocurrido fácilmente y sin complicaciones. Desconocías tal intenso aleteo de las mariposas y por eso ni siquiera ves las reacciones de la gente que se cruza con vosotros por la calle. Podrían señalarte con el dedo si consiguieran sacárselo de su propio culo. Y lo sabes.
En él todo tiene un orden. Todavía no ha visto cómo la vida muestra sus sórdidos genitales del revés sin ninguna impudicia. Éstas son las cosas que nunca serías capaz de explicar, ni siquiera intentarlo con balbuceos. Es lúcido y además tiene los lóbulos de las orejas extrañamente rosados. Puedes contarle un chiste muy negro y se reirá. Puedes recitarle de memoria unos versos expresionistas alemanes y volverá a reír. Si se le cae algo de las manos, maldecirá en voz alta, el muy inconsciente.
Era inevitable que, como tú, se fijara en la pared donde se encontraba la vieja inscripción.
Qué más da. No creo ni que existieran pelotas por aquel entonces.
Es el joven audaz. Tú eres el trapecio volante.
O era al revés.